domingo, 23 de diciembre de 2012

Cambiar.


Tú dices que la gente no cambia que, haciendo alusión al refranero español, el que nace lechón muere cochino. Pero yo te pregunto: ¿jamás te ha hecho nadie cambiar?, ¿nunca has recordado tiempo atrás y te has dado cuenta de cómo eras y cómo eres?, ¿no has errado y rectificado?, ¿nunca has cambiado un ápice de tu personalidad? Yo sí. Yo cambié por aquel que me hizo daño, cambié por educación, cambié cuando aprendí y cuando descubrí que debía rectificar todas aquellas transformaciones que hicieron de mí un producto viciado tras tanta mala fe. He cambiado para bien y para mal, he avanzado, retrocedido y girado cerca de un billón de veces y si yo lo he hecho, ¿por qué no puede hacerlo otro también?
Cambiar es un don al alcance de todos: del que quiera y del que no. Las cosas cambian, la vida se transforma y todos avanzamos con ella. Buscamos el beneficio propio que de una forma u otra influye en el entorno y, por lo tanto, ese beneficio que al principio parece individual torna egoístamente a mutuo pues, si no doy, no recibo y viceversa.




Pero bueno, volviendo de nuevo al tema principal, repito la temática y reformulo la pregunta: ¿la gente cambia? Yo confío en que sí. Yo lo he hecho y tú también, entonces ¿por qué ves tan lejano el cambio de otra persona? Somos eso, personas, con ínfimas y abismales diferencias pero al fin y al cabo, personas. Cambiamos pero nunca solas. Las personas cambian si se sienten arropadas o si ven algo de esperanza y recompensa en esa transformación. Hay quien tiene la ventaja de encontrarse entre calor que promueve la evolución y hay quien ha de moverse en busca de ese cobijo que le aliente al cambio. Sea como sea, repito, la gente cambia, para bien y para mal. Valora cada intento, cada estocada y cada batalla ganada pues, no hay lucha más sangrienta que aquella en la que el adversario resulta tu propio reflejo. 

sábado, 22 de diciembre de 2012

Con todo mi odio. Con todo mi amor.

No escribiré nunca nada tan sincero como lo que voy a escribir ahora: te quiero.


Sí, te quiero, te sigo queriendo a pesar de todo. Te quiero con todo mi odio porque detesto saber que ya no nos pertenecemos ni nos perteneceremos nunca más pero que, a pesar de ello, mi corazón se empeña en no dejar de ser tuya y ocupar mi mente con tu recuerdo, que no pasa a ser fugaz por más que desesperadamente lo intente. 

You still have all of me

domingo, 9 de diciembre de 2012

Fuerza de voluntad.


Tuve voluntad para iniciar una dieta, tuve fuerza para dejarla. Tuve voluntad para callarme cuando tenía mil cosas que decir y tuve fuerza cuando guardé los puños en los bolsillos, tuve voluntad cuando tuve que estudiar y también cada mañana cuando suena el despertador, cuando decidí salir del agujero al que la vida me había empujado y cuando superé una muerte sustituyéndola por una nueva vida. Hubo tantas circunstancias en las que tuve y tengo que ser fuerte que ya perdí la cuenta. Sin embargo el olvido posee músculos de acero contra los que se está haciendo cuesta arriba luchar. Y es curioso puesto que soy de esas personas que promueven la fuerza de voluntad, que confía en que cada cual posee una energía interior  que bien desconoce o no ha desarrollado. Tal vez se deba a mis vivencias y, probablemente tirando a seguro, pero creo que la fortaleza no es una característica sino una actitud, al igual que la tristeza y la jovialidad. Creo que querer es poder y que el que puede es porque quiere. Con esto no quiero decir que sea coser y cantar. Me hago cargo de que el paso más complejo es el de querer y que a partir de ahí la cosa comienza a avanzar por los senderos del poder.
Sin embargo, y a pesar de haber logrado querer muchas cosas en la vida, quiero del verbo doler, del verbo herir, del verbo olvidar. Pero esa chica que cree que querer es poder se ha enganchado a esta palabra polisémica y peligrosamente adictiva y no quiere dejarla. O sí. Depende de las vueltas que haya dado en la cama y las veces que haya repetido la misma y depresiva canción.
Muchas veces quiere pero “no puedes” y “no podrás” la invitan a un chute de infravaloración que dilata sus pupilas y comienza de nuevo la neblina embriagadora en la que se convierte el estancamiento o, en jerga “drogodependentista”, apalancamiento en la mejor opción y el mejor estado físico y psíquico.
De todos es sabido que las adicciones son perjudiciales, que todo en exceso es malo y que durante el camino nadie camina por otro. Que durante ese metafórico camino, que es la vida, miles de personas pasarán a tu lado y que nadie te llevará a cuestas hasta el final del mundo.  La fuerza para mover las piernas nace de uno mismo, la habilidad para esquivar baches y piedras nace de la experiencia y la capacidad para elegir nace de la inteligencia.
No importa donde esté pues queriendo del verbo salir, del verbo caminar, del verbo poder, la energía se transforma en fuerza y yo hoy decidí ser fuerte, inteligente, cambiar de canción, levantarme de la cama, superar la adicción y continuar pisando el barro para dejar huella en algún lugar de la vida.  


Un mensaje.

Puedes decir que fui mala. Puedes decir que te traicioné, que fui una cobarde, que hacía insensateces, que me comportaba como una niña, que fingía ser adulta. Que no supe actuar, que no aprecié lo que tuve, que jugué con fuego, que me quemé y luego te lloré para que me curaras. Que te alejé, que te ilusioné y luego te decepcioné, que no luché lo suficiente para mantenerte a mi lado, que te empujé al filo del barranco y te mareé hasta que te tambaleaste y caíste… puedes decir tanto de mí que no soy capaz de imaginar el final de tus palabras.

Cuelgo de ellas y volaré hasta los oídos de aquellos que quieran escucharlas. Me sentaré en la parte más ácida y amarga sus cerebros y seré otro prejuicio más entre los tantos que convivirán ahí dentro. Pero si te sirve de consuelo no serás tú ni tus palabras los peores de todos, sino aquellos que crean los rumores que desde tu punto de vista hayas decido difundir.
Puedes contar, hablar y decir todo lo que quieras pero jamás podrás decir que no te quise porque ahí estarás demostrando y destruyendo tus prejuiciadas palabras. Esas que tu cabeza ha decidido creerse. Esas que te tendrás que tragar cuando pase el tiempo y solo sea un recuerdo de aquellos momentos en los que no había nadie mejor que yo. ¿Recuerdas?

domingo, 2 de diciembre de 2012

Desigual.


Me miro al espejo, casi ni pestañeo, me acerco, hago una mueca, me separo, comienzo a girar, a girar, a girar y cuando la cabeza llega a su límite, rápidamente recorro en una milésima de segundo el espacio entre hombro y hombro para chocarme nuevamente con mi reflejo.
Cada mañana la misma historia y las mismas preguntas. La misma incógnita y la misma incertidumbre. El lejano reconocimiento de uno mismo ante el espejo y el hecho de verse tan humana, tan normal, pagana e indiferente.
El énfasis de cada cual para diferenciarnos de cada uno, el énfasis por destacar, por una particularidad que se muestre atractiva al resto de los millones de personas que, al igual que yo, tratan de diferenciarse del resto aunque sea en los más ínfimo. Un estilo, un color de piel, una sonrisa más triste, unos ojos más risueños, una canción enredada en la lengua o un olor cautivador. Todos queremos ser diferentes pero sin rozar la rareza. Que nos miren y reconozcan por ese fenómeno que nos distingue, por esa particularidad que nos hace diferentes al resto.
Y todo esto, ¿por qué? El ser igual que tú no me produce satisfacción, mas que tú quieras ser como yo es un halago antitético teniendo en cuenta que si llegaras a parecerte a mí, esa diferenciación dejaría de existir. Pero si pretendo diferenciarme en algo, y teniendo en cuenta que el fin es obtener una cierta aprobación o reconocimiento, el hecho de ser objetivo al que seguir debería producirme un placer destructible cuando vuelva a ser una más entre todos.
Y por eso recurro al espejo, destaco los ojos con lápiz negro y pestañeo un par de veces para despertar de una pesadilla en la que todos somos un fiel reflejo de todos. Donde el reflejo de un espejo está de más, donde la sonrisa esquematizada y medida por momentos nos envuelve entre el fracaso y la destrucción del individualismo. Dónde tú dejas de ser tú para convertirte en yo. 

domingo, 18 de noviembre de 2012

Levanta.

- Me duele, ¿cómo hago par que deje de doler?
- ¿Sabes cómo se irá? Echándolo tú misma. ¿La vida es bella o una mierda? El eterno dilema... Y yo tengo la respuesta. La vida es la mejor metáfora de la relatividad. La vida es como tú la pintes. Negra, rosa, roja, verde... como tú quieras que sea. Una explosión de colores te recomiendo yo. 
Es innegable que hay mil y un obstáculos pero si no quieres deprimirte cada vez que tropieces y caigas, ¡supéralo!, ¡levántate!, ¡hazte fuerte! "El dolor es inevitable pero sufrir es opcional."
Las cosas que te hacen daño no se repiten infinitas veces. De todo se sale porque nada es para siempre, ni lo bueno ni lo no tan bueno. El pasado es imborrable pero el futuro está por escribir. Tú eres dueña de tus actos y la que decide cómo quiere vivir su vida.
No te digo que no vayas a caer nunca más pero a lo mejor encuentras el modo de levantarte más rápido. Piénsalo ¿de qué te sirve quedarte sentada en medio del camino?
- De nada ... lo voy a echar de menos.
- Claro que sí. Ha sido tu camino durante mucho tiempo y tú el suyo. Ahora toca separarlo y sabe Dios si algún día, sea de la forma que sea, esos caminos vuelven a cruzarse. Echar de menos no es malo, es parte del proceso de levantamiento, parte del camino. 
Aprovecha cada minuto, piensa que lo que tuviste es eterno y que en el corazón nunca acabará. Piensa  en el dolor como un sentimiento que produce experiencia y fortaleza. Piensa que más allá de las banalidades que nos perturban está la vida. Piensa que tal vez esas banalidades son lo que le dan sentido a la vida y que si en un camino no tropiezas es que te has equivocado de sendero. Mira más allá de la penumbra, mira al cielo y comprobarás que las estrellas sin oscuridad no pueden brillar.



¿Recuerdas?

¿Recuerdas cuando no podíamos estar un día sin hablarnos?
¿Recuerdas cuando perdíamos la paciencia en la cocina?
¿Recuerdas cuando no podíamos vivir el uno sin el otro?
¿Recuerdas nuestros planes?
¿Recuerdas cuando fingías saber cocinar y sorprendentemente el resultado era satisfactorio?
¿Recuerdas como rompía el silencio cada vez que clavabas tus dedos en mis costillas?
¿Te acuerdas de los regalos inesperados? ¿de la víspera de reyes? ¿de cómo acabamos el año y de cómo lo empezamos?
¿Recuerdas las horas frente al televisor? ¿Y las horas en la cama? Las infinitas horas de amor...
¿Recuerdas los besos dulces? ¿Y los picantes? 
¿Recuerdas las bromas pesadas pero que, por el simple hecho de hacerlas nosotros, se volvían livianas?
¿Recuerdas los trayectos en guagua, coche...?
¿Las noches en vela, las noches de estrellas y los días de lluvia?
Las peleas y las reconciliaciones, el amor y el odio, la rabia, la impotencia y la necesidad. 
El echarnos de menos, el volver, el irnos y la rutina. La incertidumbre...
¿Recuerdas cuando todo empezó, cómo continuó y cómo malditamente terminó?
¿Recuerdas cómo me perdía en tus ojos y sonreías sabiendo el efecto que causabas?
Cuándo perdimos la sonrisa, cuando nos refugiamos en otros y cuando aparecieron las lagrimas...
Cuándo era imposible hacer borrón y cuenta nueva, cuándo el dolor era poderoso, cuando el amor vencía y cuando definitivamente dejó de poder... 
¿Recuerdas cada abrazo, cada fracaso, cada caída, cada caricia? 
¿Lo recuerdas? ¿Recuerdas cada recuerdo? Mejor dicho... ¿me recuerdas?

sábado, 17 de noviembre de 2012

Life goes on.

"Al final del todo, donde la esperanza se pierde, donde ya los últimos rayos de luz no alcanzan, ahí estaba yo. Con el corazón que tanto había sufrido definitivamente roto en mil pedazos entre las manos..."

Esto fue escrito el 11/11/12. Seis días después la vida parece distinta. No mejor, sino distinta. 
La vida sigue y los sentimientos cambian, nunca desaparecen, se transforman, como la energía. Dos almas gemelas, dos palabras que simbolizan algo abstracto, que provoca una reacción, que mueve montañas, que mueve personas, indestructible e infinito. 

jueves, 8 de noviembre de 2012

A ti


Desde lo más tierno hasta lo más duro. Eres cambiante y a la vez fijo en tus ideas, eres cabezota, capaz de diferenciar el bien del mal e incapaz de reconocer infinidad de errores que consiguen sacarme de mis casillas. Cubres tus miedos con cemento, hormigón y acero, a prueba de balas, un muro infranqueable a menos que permitas al caminante descansar entre tu maraña de sentimientos, miedos, orgullo adquirido y humildad natural. 


Hoy recuerdo lo privilegiada que llegué a ser y lo que hoy soy. Tu fortaleza se ha convertido en una prisión de donde no se escapa nada más que el dolor transformado en balas de plata cuya finalidad es evitar la entrada de cualquier depredador o, peor, de alguien que logre entrar, reposar, reconstruir la confianza y el corazón para luego volver a destrozarlo todo dejando una evidente cicatriz que, con el paso de los años, se va resistiendo a sanar del todo. 


Desde lejos veo lo que antes fue mi hogar, mi refugio y tan solo siento pavor y un dolor agudo en el pecho cada vez que toco a la puerta y la respuesta es una estocada en las costillas o simplemente un silencio ensordecedor que llega a desgarrar y desmoronar la fachada que he decidido construir para refugiarme de bandidos y besos cargados de "te echo de menos" con guarnición de "pero no vuelvas".

Sea como sea ahora estoy fuera, observando en lo que te has convertido, sabiendo que probablemente andes demasiado ocupado como para asomarte al balcón y darte cuenta de que aunque parezca que todo ha terminado lo que vivimos continua existiendo y así será por siempre. Porque pudimos cometer mil errores, pudimos corregirlos o no, pero una cosa es cierta: el amor fue innegablemente verdadero y sea lo que sea, pase lo que pase, jamás podré arrepentirme de vivir junto a ti, fortaleza de naipes, el error más acertado de todas las faltas a corregir.







martes, 6 de noviembre de 2012

Aprenderás

Después de algún tiempo aprenderás la diferencia entre dar la mano y socorrer a un alma, y aprenderás que amar no significa apoyarse, y que compañía no siempre significa seguridad. Comenzarás a aprender que los besos no son contratos, ni regalos ni promesas... Comenzarás a aceptar tus derrotas con la cabeza erguida y la mirada al frente, con la gracia de un niño y no con la tristeza de un adulto y aprenderás a construir hoy todos tus caminos, porque el terreno del mañana es incierto para tus proyectos y el futuro tiene la costumbre de caer en el vacío. Aprenderás que el sol quema si te expones demasiado... Aceptarás incluso que las personas buenas podrían herirte alguna vez y necesitarás perdonarlas... Aprenderás que hablar puede aliviar los dolores del alma... Descubrirás que lleva años construir confianza y apenas unos segundos destruirla y que tú también podrás hacer cosas de las que te arrepentirás el resto de tu vida. Aprenderás que las nuevas amistades continúan creciendo, a pesar de las distancias, y que no importa qué es lo que tienes, sino a quién tienes en la vida, y que los buenos amigos son la familia que nos permiten elegir. Aprenderás que no tenemos que cambiar de amigos, si estamos dispuestos a aceptar que lo amigos cambian. Te darás cuenta de que puedes pasar buenos momentos con tu mejor amigo haciendo cualquier cosa, o simplemente nada, sólo por el placer de disfrutar su compañía. Descubrirás que muchas veces tomas a la ligera a las personas que más te importan y por eso siempre debemos decir a esas personas que las amamos, porque nunca estaremos seguros de cuándo será la última vez que las veamos. Aprenderás que las circunstancias y el ambiente que nos rodea tiene influencia sobre nosotros, pero que nosotros somos los únicos responsables de lo que hacemos. Comenzaras a aprender que no nos debemos comparar con los demás, salvo cuando queramos imitarlos para mejorar. Descubrirás que lleva mucho tiempo llegar a ser la persona que quieres ser, y que el tiempo es corto. Aprenderás que no importa dónde llegaste sino a dónde te diriges y si no lo sabes cualquier lugar sirve... Aprenderás que si no controlas tus actos, ellos te controlan y que ser flexible no significa ser débil o no tener personalidad, porque no importa cuán delicada y frágil sea una situación: siempre existen dos lados. Aprenderás que héroes son las personas que hicieron lo que era necesario enfrentando las consecuencias... Aprenderás que la paciencia requiere mucha práctica. Descubrirás que algunas veces, la persona que esperas que te patee cuando caes, tal vez sea una de las pocas que te ayuden a levantarte. Madurar tiene más que ver con lo que has aprendido de la experiencia, que con los años vividos. Aprenderás que hay mucho más de tus padres en ti de lo que supones. Aprenderás que nunca se debe decir a un niño que sus sueños son tonterías, porque pocas cosas son tan humillantes y sería una tragedia si lo creyese, porque le estarás quitando la esperanza. Aprenderás que cuando sientes rabia, tienes derecho a tenerla, pero eso no te da el derecho a ser cruel. Descubrirás que sólo porque alguien no te ama de la forma que quieres, no significa que no te ame con todo lo que puede, porque hay personas que nos aman, pero no saben cómo demostrarlo... No siempre es suficiente ser perdonado por alguien, algunas veces tendrás que aprender a perdonarte a ti mismo. Aprenderás que con la misma severidad con que juzgas, también serás juzgado y en algunos momentos condenado. Aprenderás que no importa en cuantos pedazos tu corazón se partió, el mundo no se detiene para que lo arregles. Aprenderás que el tiempo no es algo que puedes volver hacia atrás, por lo tanto debes cultivar tu propio jardín y decorar tu alma, en vez de esperar que alguien te traiga flores. Entonces y solo entonces sabrás realmente lo que eres capaz de soportar; que eres fuerte y que podrás ir mucho más lejos de lo que pensabas cuando creías que no se podía más. Y aprenderás, al fin, que la vida realmente vale cuando tienes el valor de enfrentarla.


Shakespeare.


lunes, 5 de noviembre de 2012

Objetivo: yo


Cuantísimas veces habré dicho: "esta será la última vez..." 
Hoy créeme o no... ya que más da… he cambiado de actitud. No voy a permitir que nadie se ponga por encima de mí y me pise. Si alguien quiere algo que luche y que venga a buscarlo porque a partir de hoy voy a dar lo que recibo y me entregaré a quien demuestre merecerlo. Este es MI cambio de actitud, MI momento y MI forma de empezar a quererme. Que ya son 19 añitos y 19 años dan para mucho si se aprovechan. 
Sea como sea, aprovechados o no, ahora comienza una nueva era. Un punto y a parte o, ¿por qué no? un nuevo libro. El comienzo de una serie de final incierto pues, ni yo ni nadie sabe cuando escribiré el último punto de esta novela cargada de todos los géneros literarios habidos y por haber, donde cada letra cuenta cuán preciada es mi vida para mí, la única y primordial protagonista. 
Hasta no hace mucho se podría decir que la valía de lo que se supone que ha de ser lo más preciado que tiene uno, la vida, carecía de valor real para mí. Pero hoy me enorgullezco al decir que erré, cometí infinidad de fallos, faltas y demás cagadas pero todas ellas son las que me han hundido y me han hecho decir: basta ya. Porque yo soy fuerte, así me enseño a ser mi madre y si cualquier otra persona pudo yo también puedo. Porque es lo que tiene tocar fondo, que un vez abajo lo único que se puede hacer es comenzar subir.

viernes, 2 de noviembre de 2012

Sin palabras propias.



"[...]De ti alzaron las alas los pájaros del canto.

Todo te lo tragaste, como la lejanía.
Como el mar, como el tiempo. Todo en ti fue naufragio.

[...]Cementerio de besos, aún hay fuego en tus tumbas,
aún los racimos arden picoteados de pájaros.
Oh la boca mordida, oh los besados miembros, 
oh los hambrientos dientes, oh los cuerpos trenzados.
[...] Es la hora de partir, la dura y fría hora 
que la noche sujeta a todo horario.[...]

[...] Es la hora de partir. Oh abandonado!"

Pablo Neruda


Acaba donde mismo empezó. En la planta baja de un centro comercial. Donde lo prohibido atraía más que nunca.


la vida es sueño


Calderón de la Barca decía :
"¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son."



Haciendo alusión al último verso pregunto: ¿Son tan solo sueños aquello que vemos cuando la consciencia se ausenta? 
¿Qué son los sueños? ¿Cómo deben interpretarse? Soñar lo que se creía olvidado, soñar lo que aun, ni si quiera, se ha deseado. Soñar, despertar y temer que el sueño se cumpla. Soñar, despertar y dar gracias por ello. 
Ando perdida entre los dos mundos. Polarizo la realidad de los sueño y, a veces, los mezclo creando una sensación de incertidumbre y esperanza. 
"...toda la vida es sueño y los sueños, sueños son." 
Tan simple superficialmente y tan complejo su trasfondo. 
No es sencilla la tarea interpretativa de la poesía y desde la ignorancia me pregunto si no andaría Calderón tan perdido como yo cuando a los sueño aludía.

jueves, 18 de octubre de 2012

???


Una imagen vale más que mil palabras... o eso dicen.

Nace, vive y muere.

De repente se vuelve impredecible todo lo que era predecible. El blanco se vuelve negro y viceversa. Lo que era amor se transforma en odio, la paz torna en rabia, la confianza en dudas y la unión se quiebra. Pero hay cosas que no cambian, la lluvia sigue cayendo, el viento sigue soplando y tus ideas inamovibles. La gravedad existe, los sueños son abstractos y la pasión se apaga. El cariño llena, las lágrimas vacían y el sexo desahoga. 
Las expectativas se adaptan pero no cambian.
El dolor se transforma y desaparece.
Las heridas se cierran y cicatrizan.
La sonrisa es intermitente y como viene, se va. 
Las casualidades existen, si no, nadie las nombraría. 
Hay cosas que cambian, rápido o lento, y hay cosas que no. No importa el tiempo ni la distancia, las vivencias o los golpes, continúan fijas. ¿Es bueno?, ¿es malo?... Es simplemente relativo. Pero una cosa es cierta, no todo lo es y no todos los cambios son buenos, a veces la lluvia se hiela y, a veces, tus ideas parecen cambiar de parecer.

viernes, 12 de octubre de 2012

adiccccción

Apurando el cigarrillo hasta el final, canciones de amantes suicidas en los oídos y ansiedad acumulada en la garganta. De nuevo la puta sensación de incertidumbre y de nuevo las ganas de adelantar el tiempo, de vivir ya el futuro, donde el recuerdo sea nómada, que no permanezca más de lo necesario, hasta que se agoten los recursos que, espero que en ese entonces, sean escasos.


Viendo desvanecerse el humo, con la piel erizada y siguiendo un ritmo lento a dos tiempos. Mirando al horizonte, la misma ciudad desde otra perspectiva, una más ajena, más...solitaria. Y de nuevo vuelven, se nubla la vista y las luces de la ciudad se vuelven abstractas, dibujan lineas difusas entre lágrimas que parecen padecer la acrofobia más profunda. 

Vibra el móvil, palabras vacías, conversaciones banales, repetidas...Y la rabia vuelve como el primer día. Definitivamente los ojos se desbordan, unas lágrimas caen limpias al suelo, me levanto del banco de piedra, no pienso pensar más, vuelvo a casa, y de camino, re-aparece el mono, los signos que evidencian mi adicción.

jueves, 4 de octubre de 2012

Feliz día.


Hoy estaba rebelde así que en vez de seguir mi estúpida rutina de 'llanto, suspiro y ensalada' decidí romper las reglas con 'sonrisa, baile y chocolate'. 
Pasé de una actitud fatalista a una bucólica, teniendo en cuenta, por supuesto, que la última no iba a darse en su máximo esplendor a menos que yo hiciera rotar el eje y cambiara el punto de vista hacia uno que dijera: "con lo bueno sonrío, con lo malo aprendo a reír"


Hoy estaba rebelde y como estaba cansada de esperar a que llegara el tren, salí de la estación y eché a correr entre las calles y el viento en busca de mi destino. 


Hoy nada podía detenerme, hoy decidí cambiar mi vida o, mejor dicho, mi forma de verla. Ser capaz de ver las dicotomías que creo y demás distorsiones. Hoy es un buen día para ser feliz. Hoy no tenía ningún motivo para levantarme hasta que me miré al ombligo y descubrí que YO era el mayor motivo. El mayor, el único o, por lo menos, el primero. 


Hoy cambio mi historia, mi futuro está en mis manos y, aunque la paciencia se escapa a hurtadillas por la puerta trasera, he dejado de esperar y... si no espero, no desespero.

jueves, 27 de septiembre de 2012

Buenas noches.


No lo sé, no me pregunten porque no lo hago a propósito y tampoco tengo claro por qué sucede así. Sea como sea son la tristeza, la nostalgia, la melancolía y demás sentimientos de los cuales cualquier persona desearía ser excluido de sentirlos, los que a mí, me inspiran y, como es lógico, no voy a hablar de mariposas cuando lo único que hay en mi estómago son nudos causados por la ansiedad de algo que no estoy segura de si ha sido creado por mí o es real y objetivo.


Claramente todo lo que dependa de mi humor o que repercuta en éste tendrá un alto contenido de subjetividad pero, en este mundo, ¿donde está la objetividad? Ni la ciencia se libra de algún resquicio de subjetividad pues todo lo que desciende del ser humano trae consigo sentimientos y por lo tanto imparcialidad. 

Centrándome ahora en el verdadero motivo por el que he decidido ponerme a escribir quiero nombrar: la pérdida de la esperanza, el cansancio, algunos corazones rotos, la desilusión y, por qué no, las ganas de rendirse.

Hay momentos en la vida en los que nos encontramos en la cima, espléndidos, pletóricos en nosotros mismos, rozando el cielo con las yemas de los dedos pero Newton nos enseñó que todo lo que sube baja y que la velocidad aumenta en función de la distancia recorrida. Conclusión: cuanto más alto mayor velocidad y, por lo tanto, mayor impacto tras recorrer de cabeza y en picado tantos kilómetros de altura.

Hay momentos en los que no se puede estar más abajo, donde lo único que se puede hacer es ascender y, dentro de lo malo, eso, es positivo.

Hay momentos en los que comenzamos a escalar y, de repente lo que parecía ser un punto de apoyo se transforma en una trampa mortal que desaparece en el fondo del precipicio y que nos acompaña al principio, donde el dolor reaparece y resplandece, donde las heridas vuelven a abrirse, a sangrar y a infectarse. Esta vez de forma casi mortal pues, las heridas mal sanadas dan la lata toda la vida o, dependiendo de la fortaleza del herido y las ganas de recuperarse, hasta que haya pasado el tiempo suficiente como para que éstas vuelvan regenerarse. 

Pero entre tantas teorías e ideas la pregunta es, ¿donde es mejor cerrar las heridas?, ¿en el fondo del barranco o arriesgando de nuevo el pellejo para acariciar el cielo con los labios?

lunes, 24 de septiembre de 2012

Sé feliz, pajarito.


Son etapas. Se abren se cierran. Todas interrelacionadas, unidas por nexos. Tú eres uno de los nexos más importantes de mi vida. Eres mi ladrillo y a veces traes incorporado el cemento. Como una oración, con sus complementos, con sus núcleos. 

Mi ángel, el que me cuida, el que me protege y defiende, mi amiga. 
16 años me ha costado conocer tus manías, tus defectos y virtudes, tu comida favorita y tus aficiones. 
16 han sido los años que hemos tardado en forjar esto y en darme cuenta de que prefieres la nutella a la nocilla, que eres de Coca-Cola light con mucho gas y de café por las "mañanas". Que no te gusta que toquen con perseverancia el timbre, que eres orgullosa y testaruda y que tu capacidad de amar es infinita.
Hoy nos toca despedirnos, decirnos hasta luego, hasta pronto, pero estoy aquí, para ti y para siempre. Porque sí, porque para eso llevamos tantísimo tiempo construyendo un castillo fuerte y con grandes cimientos, uno que ni con el soplido del lobo feroz se derrumbe. 
Bienvenida a mi castillo, a mi morada, a mi vida, a mi corazón. 
Gracias por cuidarlo, mantenerlo limpio y desinfectado de dolor.
Hoy se abre una nueva etapa, aprovéchala y recuerda que te echo de menos cada instante. No temas por el tiempo ni la distancia pues nos hará más fuertes. 
Arriba el ánimo y brinda por nosotras. 
Hasta pronto, muy pronto.
Te quiero mucho.


Todavía estaba ahí. Lo veía cada día. Un simple cepillo de dientes. Un simple objeto transformado en un amuleto de esperanza. Un amuleto que atraía los recuerdos, la felicidad y la nostalgia. 
Vi el cepillo de dientes, lo cogí, lo miré y volví a guardarlo. Me paré a pensar un poco. Volví a cogerlo, lo miré de nuevo y lo tiré a la basura. ¿Para qué tenerlo ahí, guardado, torturándome cada vez que abría el ropero del baño? Él no iba a volver quisiera o no. Yo no iba a permitir más juegos así que sus cosas aquí estaban de más.
Fue como cerrar un capítulo, abrir otro. Cerrarlo y abrir puertas, sin miedo, con cuidado y precisión.
Tengo nuevas expectativas y la esperanza no la he perdido. 
Tengo momentos de locura, lo echo de menos y a veces miro el hueco que dejó el maldito cepillo pero, la mayoría de las veces, tras guardar el mío en el armario, sonrió, apago la luz del baño y continúo viviendo.

domingo, 16 de septiembre de 2012

reflexión suicida.

En un mundo de pañales, lejos de la ropa interior de encajes y de los billetes intercambiables. 
Hacerse mayor tan solo conlleva preocupaciones, dolores de cabeza, ansiedad, conocimiento y, por lo tanto, infelicidad.
Solía vivir lejos de los extractos bancarios y las facturas de teléfono. No gastaba mas que en golosinas y la grasa de los alimentos no entraba en mi conocimiento. 
Jugaba a ser mayor sin saber sus consecuencias. 
Ahora sueño con ser niña y repetir esas vivencias.
Perdí la esperanza de comprender con cada paso de qué va la vida y ahora lo único que comprendo es que cada paso conlleva a una pregunta que, tal vez, contestarla desemboque en otras tantas.
Cada día me invita a sumirme en un problema, a ampliar mi conocimiento y a desarrollar el pánico al cielo. 
La felicidad la dejo atrás entretenida con las muñecas y juguetes de antaño ahora me entretiene la nostalgia y el miedo de saber que la vida esta llena de fosas y tumbas de mártires que trataron de sobrevivir al conocimiento eterno de mano de la inocencia y la felicidad. 
Bienvenido al mundo adulto. Bienvenido, simplemente, a la puta realidad.

lunes, 3 de septiembre de 2012

un trozo más de pastel.

"¡Una buena ración de felicidad, con muchas calorías y azúcar por encima!" pidió un día más tras sentarse en su mesa.
Cada mañana entraba a aquella cafetería donde ya todos la conocían. Abría la puerta, serena, con su vestido de gasa, el pelo recogido con un moño informal, los labios rojos y la sonrisa impecable.

Todos la admiraban aunque no quedaba muy claro el por qué. Desprendía un halo de inseguridad, de ganas de vivir y de mucho vivido, un halo atrayente y cargado de amabilidad. 

Hoy tocaba tarta de queso, zumo de naranja y una infusión de frutas rojas. Todo preparado con amor y esmero, con la única intención de satisfacer a aquella chiquilla de mirada perdida que buscaba "algo" que no lograba encontrar. 

Terminaba su desayuno, se despedía y salía radiante por la puerta. Un día más en el que tal vez el sabor de la felicidad no era ni por asomo el que ella esperaba. Ni tan dulce ni tan amargo. Simplemente saciante. Como tomar chocolate sin azúcar. Sabroso e incompleto. 


Caminaba por las calles con gesto cansado e ilusionado, conformista y esperanzada. La esperanza mueve el mundo y los realistas son los encargados de frenarlo. Es difícil encontrar la felicidad en un mundo paradójico donde el bien y el mal, la ética y la moral se encuentran tan difusas. Dilemas morales formados por valores descendientes de alguna dinastía perdida donde todo comenzó a mezclarse y a dejar de ser claro para convertirse en lo que hoy es el objetivo de todo ser y la pregunta que más anhela ser respondida... ¿Dónde está la felicidad? Esta mañana, en un pedazo de tarta y una sonrisa manchada de caramelo.

viernes, 17 de agosto de 2012

I was there


Yo estuve ahí. Recorriendo su espalda, enredándome en su pelo y bañándome en sus labios. 
Ahí estuve yo. Dentro y fuera de él, buscando su mirada y un escalofrío.
Ahí estuve. Amando, viviendo y muriendo. 
Prisionera de sus manos, culpable de todos los pecados.

Salté cada poro y rodeé cada lunar. Uno bajo el labio, dos en la parte baja de la espalda...
Yo estuve ahí erizándole la piel y transformándola en fuego. Prendiendo la habitación, apagando el "quiero" y avivando el "puedo". 
Yo estuve ahí más de mil noches, perdida entre su cuerpo, viviendo aventuras, explorando y experimentando. 
Estuve pero tuve que mudarme a ningún sitio. Ahora, vagabunda sin techo ni suelo, sin gravedad ni peso. En busca de un reencuentro y algún sitio donde perderme de nuevo.

jueves, 9 de agosto de 2012

Restauración


Llevaban 60 años juntos y hoy era su aniversario. Habían decidido celebrarlo de una forma especial.

-¿Como han durado tantos años juntos? - Les preguntaron - Porque nacimos en una época en la que si algo se rompía, se arreglaba.
Remiendos, pegamento y celo. Con imaginación, ganas y esperanza. Y así las cosas duran años. Hasta que se acaba el pegamento, el hilo o la cinta. 
La imaginación da mucho juego. También el amor, el de verdad. No importa las veces que se agriete la paciencia o las veces que se descosa la confianza. No importa mientras las manos estén dispuestas a trabajar.
60 años son muchos años y cada día supone un reto. Un error que perdonar, una manía que aceptar, un día más para amar y uno menos para vivir. 
Y con esa idea se levantan cada día. Con ideas que se transforman a lo largo de cada generación, que se extinguen hasta transformarse en amores pasajeros. En productos de usar y tirar, en un "si se rompe, se tira" 
60 años juntos. 7 hijos, 10 nietos y 3 bisnietos. Una ideología. El reciclaje del amor. "Lo que se rompe se arregla" y se acabó.

Bendito destino


Todos los días se aprenden lecciones. Hoy aprendí a decir adiós sin rencor. Hoy cambié mi "hasta nunca" por "hasta luego". Hoy comprendí que "los adioses" son inútiles pues nadie es dueño de su destino, por lo tanto, esas decisiones están de más.

Hoy aprendí que, a veces, hay que cambiar de libro y otras cerrar un capítulo.

También aprendí que cada vivencia es una experiencia y que cada persona cambia la vida del resto aunque sea en lo más ínfimo.

- No mires atrás porque volverás. 

Esas fueron sus palabras. Las tengo grabadas en el corazón, junto a él. 
Tras tantas falsas despedidas, tras tantos falsos adiós, tras tanto daño y tanto resentimiento ambos acabamos llorando. A pesar de ello también sonreíamos, esta vez nos queríamos sin problemas. Tal vez más que nunca pero asumiendo que, al menos durante un tiempo, la distancia sería lo mejor para ambos. 
Teníamos que madurar. Los dos. Sin excepción. Y así comenzamos a hacerlo con mil besos, unas lágrimas y un hasta luego.

jueves, 2 de agosto de 2012

Un jueves de luna llena

Hoy es jueves. Te he buscado por toda la ciudad pero lo único que veía eran rostros desconocidos entre la multitud.
Hoy es jueves y hay luna llena. Te echo de menos. No hay más. Querría decir un millón de cosas pero hay cosas que es mejor mantener en secreto.
La luna en su máximo esplendor, la luna brilla y yo me apago. Yo me apago y los recuerdos se encienden.
Hoy es jueves y hay luna llena. Hoy es jueves, y yo me apago. Buenas noches y hasta el mes lunar que viene.

miércoles, 1 de agosto de 2012

una limpieza a fondo.

Vamos a lavar las sábanas de recuerdos.
Pintemos las paredes manchadas de amor.
Abramos las ventanas y que salga el dolor.
Limpiemos el sabor a ti de los muebles.
Reparemos las tablas de la cama que rompimos víctimas de la pasión. 
Hoy es Lunes, un buen día para hacer limpieza. 
Limpiaré tus pisadas del suelo aunque no salgan ni con lejía. Tu huella ahora es imborrable. 
Saldrán de mi corazón todos los pegostes y saldrán del todo. No vale limpiar por encima. Ha de ser a fondo.
Cambiaré las fotos del porta-retratos.
Abriré las cortinas para que entre luz en esta alma oscura y en estos ojos apagados, secaré las lágrimas del suelo, no quiero que nadie se resbale y acabe muriendo, indirectamente, por amor.
Limpiaré mi vida para que el próximo inquilino esté a gusto. 
El problema es que, como el polvo, los recuerdos, siempre reaparecen.


lunes, 30 de julio de 2012

Desde la posicion en la que me encuentro puedo contar a penas 11 estrellas, una de ellas parpadea por lo que no estoy segura de que sea una estrella en realidad. Podría fingir que es una señal que me anima a actuar o un deseo perdido que busca dueño. 
El cielo esta despejado y una nube tapa a penas la luna, creciente, en una semana se llenará. Eso me trae recuerdos, concretamente el tuyo y eso me entristece. Una noche más lejos de tu cuerpo. Una noche más sola en mi habitación. Debería estar acostumbrada o decidirme y superarlo pero no puedo o, mejor dicho, no quiero. 

Podría fingir que esa estrella que parpadea es un deseo que debo pedir. Podría fingir que se va a cumplir y desear tenerte de nuevo aquí. Y, entre mentira y mentira, podría dejar otra vez mi orgullo en la cama y salir a buscarte con el fin de hacer ese deseo realidad.

También podría aguantar y esperar a que mires al cielo y busques alguna señal que te muestre el camino ha seguir. Tu también puedes fingir y venir a buscarme. Trae tu orgullo, jugaremos a gastarlo pues en ocasiones destroza el mío sin piedad ni arrepentimiento.

Juguemos fingir que el dolor es evitable. Juguemos a contar estrellas y a imaginar deseos.
Juguemos a actuar.
Juguemos a recordar que los deseos no se cumplen solos. 
Juguemos al escondite y busquemos nuestra estrella, nuestro deseo.
Juguemos a perdonar, olvidar, mejorar y empezar.