Cuelgo de ellas y volaré hasta los oídos de aquellos que quieran escucharlas. Me sentaré en la parte más ácida y amarga sus cerebros y seré otro prejuicio más entre los tantos que convivirán ahí dentro. Pero si te sirve de consuelo no serás tú ni tus palabras los peores de todos, sino aquellos que crean los rumores que desde tu punto de vista hayas decido difundir.
Puedes contar, hablar y decir todo lo que quieras pero jamás podrás decir que no te quise porque ahí estarás demostrando y destruyendo tus prejuiciadas palabras. Esas que tu cabeza ha decidido creerse. Esas que te tendrás que tragar cuando pase el tiempo y solo sea un recuerdo de aquellos momentos en los que no había nadie mejor que yo. ¿Recuerdas?
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