Vamos a lavar las sábanas de recuerdos.
Pintemos las paredes manchadas de amor.
Abramos las ventanas y que salga el dolor.
Limpiemos el sabor a ti de los muebles.
Reparemos las tablas de la cama que rompimos víctimas de la pasión.
Hoy es Lunes, un buen día para hacer limpieza.
Limpiaré tus pisadas del suelo aunque no salgan ni con lejía. Tu huella ahora es imborrable.
Saldrán de mi corazón todos los pegostes y saldrán del todo. No vale limpiar por encima. Ha de ser a fondo.
Cambiaré las fotos del porta-retratos.
Abriré las cortinas para que entre luz en esta alma oscura y en estos ojos apagados, secaré las lágrimas del suelo, no quiero que nadie se resbale y acabe muriendo, indirectamente, por amor.
Limpiaré mi vida para que el próximo inquilino esté a gusto.
El problema es que, como el polvo, los recuerdos, siempre reaparecen.
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