lunes, 30 de julio de 2012

intangible.



Una bolsa con ropa, regalos, zapatos y una caja vacía llena de cosas que no puedo darte, que no puedo devolverte. Una caja que vale más que todo lo tangible, llena de recuerdos, canciones, sentimientos… lo siento, es algo que no te puedo devolver, ahora me pertenece. Es una caja pequeña pero caben tantas cosas como puedas imaginar. Todas las que me has dado, bueno, casi todas. Las cosas que no me gustaban las metí en una bolsa y las tiré. Sé que a veces se te olvidaban mis gustos. Olvidabas que con las promesas para decorar se acababa tropezando y se acababan rompiendo, que las piedras no se coleccionaban, que las lágrimas no se bebían y que el rencor, guardarlo, solo servía para causar dolor.
En esta caja guardo las cosas buenas. Las reconciliaciones, los besos, los “te quiero”, los “te amo”, los pelos de punta, los besos robados, las carcajadas, las cosquillas, los moretones, las disculpas… ya sabes, eso tan nuestro.
Te la presto. Puedes pedirmela cuando quieras, cuando te sientas solo. Ábrela cuando me eches de menos y recuerda que en ese momento yo también te estaré echando de menos. Siempre. Fuiste y eres la persona a la que más he amado. Y eso es una promesa irrompible, de las mías, de las que me gustan. Ahí va otra, te amo. 

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