viernes, 17 de agosto de 2012

I was there


Yo estuve ahí. Recorriendo su espalda, enredándome en su pelo y bañándome en sus labios. 
Ahí estuve yo. Dentro y fuera de él, buscando su mirada y un escalofrío.
Ahí estuve. Amando, viviendo y muriendo. 
Prisionera de sus manos, culpable de todos los pecados.

Salté cada poro y rodeé cada lunar. Uno bajo el labio, dos en la parte baja de la espalda...
Yo estuve ahí erizándole la piel y transformándola en fuego. Prendiendo la habitación, apagando el "quiero" y avivando el "puedo". 
Yo estuve ahí más de mil noches, perdida entre su cuerpo, viviendo aventuras, explorando y experimentando. 
Estuve pero tuve que mudarme a ningún sitio. Ahora, vagabunda sin techo ni suelo, sin gravedad ni peso. En busca de un reencuentro y algún sitio donde perderme de nuevo.

jueves, 9 de agosto de 2012

Restauración


Llevaban 60 años juntos y hoy era su aniversario. Habían decidido celebrarlo de una forma especial.

-¿Como han durado tantos años juntos? - Les preguntaron - Porque nacimos en una época en la que si algo se rompía, se arreglaba.
Remiendos, pegamento y celo. Con imaginación, ganas y esperanza. Y así las cosas duran años. Hasta que se acaba el pegamento, el hilo o la cinta. 
La imaginación da mucho juego. También el amor, el de verdad. No importa las veces que se agriete la paciencia o las veces que se descosa la confianza. No importa mientras las manos estén dispuestas a trabajar.
60 años son muchos años y cada día supone un reto. Un error que perdonar, una manía que aceptar, un día más para amar y uno menos para vivir. 
Y con esa idea se levantan cada día. Con ideas que se transforman a lo largo de cada generación, que se extinguen hasta transformarse en amores pasajeros. En productos de usar y tirar, en un "si se rompe, se tira" 
60 años juntos. 7 hijos, 10 nietos y 3 bisnietos. Una ideología. El reciclaje del amor. "Lo que se rompe se arregla" y se acabó.

Bendito destino


Todos los días se aprenden lecciones. Hoy aprendí a decir adiós sin rencor. Hoy cambié mi "hasta nunca" por "hasta luego". Hoy comprendí que "los adioses" son inútiles pues nadie es dueño de su destino, por lo tanto, esas decisiones están de más.

Hoy aprendí que, a veces, hay que cambiar de libro y otras cerrar un capítulo.

También aprendí que cada vivencia es una experiencia y que cada persona cambia la vida del resto aunque sea en lo más ínfimo.

- No mires atrás porque volverás. 

Esas fueron sus palabras. Las tengo grabadas en el corazón, junto a él. 
Tras tantas falsas despedidas, tras tantos falsos adiós, tras tanto daño y tanto resentimiento ambos acabamos llorando. A pesar de ello también sonreíamos, esta vez nos queríamos sin problemas. Tal vez más que nunca pero asumiendo que, al menos durante un tiempo, la distancia sería lo mejor para ambos. 
Teníamos que madurar. Los dos. Sin excepción. Y así comenzamos a hacerlo con mil besos, unas lágrimas y un hasta luego.

jueves, 2 de agosto de 2012

Un jueves de luna llena

Hoy es jueves. Te he buscado por toda la ciudad pero lo único que veía eran rostros desconocidos entre la multitud.
Hoy es jueves y hay luna llena. Te echo de menos. No hay más. Querría decir un millón de cosas pero hay cosas que es mejor mantener en secreto.
La luna en su máximo esplendor, la luna brilla y yo me apago. Yo me apago y los recuerdos se encienden.
Hoy es jueves y hay luna llena. Hoy es jueves, y yo me apago. Buenas noches y hasta el mes lunar que viene.

miércoles, 1 de agosto de 2012

una limpieza a fondo.

Vamos a lavar las sábanas de recuerdos.
Pintemos las paredes manchadas de amor.
Abramos las ventanas y que salga el dolor.
Limpiemos el sabor a ti de los muebles.
Reparemos las tablas de la cama que rompimos víctimas de la pasión. 
Hoy es Lunes, un buen día para hacer limpieza. 
Limpiaré tus pisadas del suelo aunque no salgan ni con lejía. Tu huella ahora es imborrable. 
Saldrán de mi corazón todos los pegostes y saldrán del todo. No vale limpiar por encima. Ha de ser a fondo.
Cambiaré las fotos del porta-retratos.
Abriré las cortinas para que entre luz en esta alma oscura y en estos ojos apagados, secaré las lágrimas del suelo, no quiero que nadie se resbale y acabe muriendo, indirectamente, por amor.
Limpiaré mi vida para que el próximo inquilino esté a gusto. 
El problema es que, como el polvo, los recuerdos, siempre reaparecen.